Rosa, no mueras
La rosa poco a poco,
iba perdiendo su color,
como lo pierde el cielo azul,
en un día de lluvia.
Caen sus hojas marchitadas y quebradizas,
igual que se caen,
las hojas secas de los arboles,
en un día de otoño.
Tan solo le van quedando,
las espinas aferradas a su tallo y a su raíz,
enterrada en esa tierra que la vio nacer,
y que está viendo,
que se muere de tristeza.
Eras una rosa hermosa,
envidia de todas las flores,
destacando sobre todas,
impregnando con ese perfume especial,
a todo lo que a ti se te acercaba.
¿Porque te dejas morir poco a poco?
¿Se olvido tu jardinero de cuidarte?
Tienes el sol que te visita cada mañana,
para que crezcas sana,
tienes el viento que te acaricia,
para volver a llevarse tu fragancia,
Tienes más rosas alrededor,
que te dan su amistad y su compañía,
hasta la luna asoma y te da su luz,
para que no sientas miedo,
en tus noches tristes.
Son tantas cosas buenas las que tienes,
que puedes curar y volver a ser bella,
devolviendo la felicidad a tu vida,
porque no hay jardinero en el mundo,
que merezca que mueras por él.
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