Viajando
por su cuerpo
En
el crepúsculo de la noche,
cuando
el silencio,
colapsa
en su totalidad la alcoba
y
las luces de las farolas de la acera,
reflejan
en su cama.
Saca
a pasear su mirada,
contemplando
a su amada,
como
si su cuerpo,
fuera
un valle de hermosura,
profundo
y placentero para recorrer.
No
necesita sus pies,
ni
sus manos,
ni
tan siquiera equipaje.
Tan
solo le bastan sus ojos,
para
apreciar y sentir la belleza,
de
cada rincón,
de
cada pliegue,
de
cada poro.....
perdiéndose
en el camino,
pero
a su vez,
sin
querer encontrar el sendero de vuelta.
Queriendo
disfrutar cada segundo,
con
la tentación de tocarla,
de
besarla,
de
poseerla a la vez,
que
escucha ese respirar profundo y sereno,
que
llega hasta su alma.
La
ama tanto,
que
intentara dormir,
reprimiendo
sus deseos para no despertarla y no romper,
el
encanto que la noche le ha regalado.
Mª
Amparo@todos los derechos reservados.
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